¡Gracias por dejarnos formar parte de tu vida!
Te despedimos con corazones desconsolados y te agradecemos cada minuto, cada risa, cada palabra amable que compartiste con nosotros. Te recordaremos como lo que eras: una persona cariñosa, implicada, dispuesta a ayudar, de conversación agradable e hilarante sentido del humor y, en definitiva, un gran compañero.
Nuestros caminos se han separado de forma agria, abrupta e inesperada; pero nuestra vida se nutre de personas como tú, que dan sentido a nuestra existencia, nos hacen mejores personas y también nos aportan fortaleza ante los embates de este mar tormentoso.
Nos has dejado una huella profunda e indeleble y, de nuevo, queremos darte las gracias por ello.
¡Nunca te olvidaremos!
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